lunes, 2 de julio de 2018

Cochabamba: Madres temen recaída de niños con cáncer por falta de medicamentos

El tratamiento de unos 60 niños con cáncer, leucemia y tumores, se ha “parado” por falta de diez medicamentos indispensables para la quimioterapia, como la asparaginasa, metrotexate y mercaptopurina, en el pabellón de oncología del hospital del niño Manuel Ascencio Villarroel, contaron las madres. 

El desabastecimiento comenzó hace un mes, cuando el lote de medicamentos que entregó el Ministerio de Salud se terminó, dijo la representante de los padres de familia, Lorena Córdova.

“Esto pone en mucho riesgo la salud, porque los chicos están paralizados cuatro semanas. A veces no llega la ampolla y van a tener que saltar de medicamento, sino se les pone en el tiempo que deberían administrarles sus dosis, entonces, tienen recaídas y tienen que iniciar nuevamente el tratamiento, a veces, estando ya en la mitad”, explicó. 

Añadió que al menos la mitad de los 60 pacientes que son atendidos en el oncológico están sin recibir el tratamiento desde que comenzó el desabastecimiento.

La otra mitad ha optado por aplicarse el medicamento intravenoso, que llegó de donación, pero que no tiene el mismo efecto que el intramuscular. 


Viene de Shinahota

Paola tiene 5 años, vive en  Shinahota, pero viaja con frecuencia a la ciudad para recibir terapia contra la leucemia crónica que padece, contó su madre Lizeth Sianca. El día que le toca recibir la dosis, Paola, su mamá y su hermana de un año salen de su casa en la madrugada y llegan a las 9:00, luego de un trayecto de casi 200 kilómetros.

En la mañana llegan al oncológico para su tratamiento y se quedan todo el día, sin embargo, esta semana estuvo a punto de no recibir el medicamento, porque su madre no tenía los recursos para comprar jeringas y otros insumos para que le apliquen el medicamento.

Al ver esta situación y ante el riesgo de que Paola regrese a Shinahota sin recibir su tratamiento, las mamás organizaron una colecta para reunir 25 bolivianos para una manguera ámbar, necesaria para que le apliquen sus medicamentos. En tanto, que otros le colaboraron con el almuerzo.

Su madre contó  que cada vez  le es más difícil solventar el tratamiento con el sueldo que tiene lavando autos en el trópico, 50 bolivianos al día. Tampoco tienen casa, vive en un cuarto que le dio su abuelita y duerme en el piso con sus tres hijos.


Llegaron de Pocona

Otra madre que peregrina por medicamentos es Felipa Linares, su niño de 8 años tiene leucemia y lleva un año en tratamiento. Contó que antes de llegar al pabellón de oncología del hospital público estuvo por clínicas privadas, en una le cobraron 20 mil bolivianos, sin rebaja, sin aliviar la situación de su hijo.

“Ya me he quedado un año en Cochabamba, su situación de mi hijo es complicada, una señora ya está cinco años, yo creo que me voy a quedar igual, mi familia está en Pocona”, contó.

Coincidió con las demás mamás: “Otra vez se atrasan y los niños recaen. No tenemos plata, no sé qué vamos hacer para nuestros hijos”.  Las mamás se han organizado para reclamar los medicamentos al Ministerio de Salud e impulsar una ley departamental para  los pacientes.

domingo, 1 de julio de 2018

Testimonio de Natalia, que sufre cáncer de tiroides

Natalia P. también es parte de las casi 11.200 personas con algún tipo de cáncer que se contabilizó en Bolivia en el último año. Desde la detección de su enfermedad, en 2016, su vida cambió drásticamente. Ella recuerda haber perdido casi 20 kilos sin mayores motivos, eso acompañado por fuertes dolores de cabeza. En base a esos síntomas, los médicos le detectaron cáncer de tiroides, en grado dos, y de inmediato le extrajeron esa glándula.

El grado dos es una etapa en la que, según especialistas, el cáncer todavía es tratable sin mucho riesgo de que el paciente pierda la vida.

Esta mujer, de 32 años, señala también que estuvo a punto de perder la vida por el deterioro de su salud, pero que  encontró esperanza en el tratamiento oncológico basado en la radiación con yodo, quimioterapias y radioterapias.

Dice estar infinitamente agradecida con su familia porque ésta pudo asumir los gastos de la mayor parte de su tratamiento en un centro médico privado, pues el monto económico superó los 12 mil dólares porque, entre otras cosas, tuvo que hacer viajes desde Santa Cruz hacia La Paz. 

La salud de Natalia ahora ha mejorado y su vida no corre riesgo, pero ella debe tomar, de por vida, una dosis diaria de 150 miligramos de Eutirox, una tableta que busca cumplir la misma función que la tiroides.

Testimonio de María, que tiene cáncer de mama

María Ch. recibió la mala noticia hace aproximadamente un año. Sin que ella notara mayores síntomas, porque solamente sentía una leve picazón debajo del brazo, le detectaron cáncer de mama. A sus 42 años, tiene cuatro hijos y su enfermedad, dice, le ha cambiado su manera de ver las cosas. En su mente alberga sentimientos encontrados, pues por un lado está el temor de perder la vida y, por otro lado, la necesidad de aferrarse a este mundo para ver crecer a sus hijos menores.

María se encuentra en pleno tratamiento. Ella solamente recuerda que la picazón que sentía se acentuó un día cuando comió ají y casi de inmediato notó un pequeño nudo bajo del brazo, algo que después se convirtió en su mayor tormento. Pese a ello, todavía no se explica cómo ni por qué adquirió esta enfermedad, porque asegura que llevaba una vida normal y sana.

Pero hoy María dice que no le queda otra opción más que enfrentar el cáncer y soportar las quimioterapias y radioterapias a las que se somete una vez al mes. La dureza de estos tratamientos, que tienen la función de eliminar las denominadas células malignas, también se refleja en su rostro, al igual que en su pelo, cejas y pestañas que ya no tiene. Ella perdió su seno izquierdo, porque en éste albergaba células cancerígenas.

Esta mujer dice haber adquirido mucha fortaleza por el apoyo de su familia y los médicos del Oncológico de Santa Cruz y algunos centros privados a los cuales acudió. Ella entiende que el cáncer se debe al crecimiento de células anormales, invasivas y con la capacidad de multiplicarse, pero también que esta enfermedad tiene cura.

Abundan carencias en el oncológico de Santa Cruz

Una protesta en presencia del presidente del Estado, Evo Morales, protagonizada por familiares de pacientes con cáncer y personal médico del Instituto Oncológico del Oriente Boliviano, el pasado 6 junio, mostró las carencias de este hospital que recibe diariamente a decenas de enfermos con cáncer de Santa Cruz y de toda Bolivia.  El mandatario mandó a decir que atendería al sector para conocer sus demandas.

Las limitaciones van desde equipamiento hasta la falta de ítems, considerando que cada día suman los pacientes con esta enfermedad y que requieren un tratamiento que dura meses sino años.  La directora de este hospital, Martha Alicia Arrién, se limitó a informar que el equipamiento es limitado en relación a la cantidad de pacientes que recibe el nosocomio. Y es que pese a los problemas, el Oncológico de Santa Cruz es el único del sistema público que cuenta con un acelerador lineal, utilizado por pacientes que requieren de tratamiento de radioterapia.

Este equipo de avanzada tecnología hace que cada vez más pacientes de toda Bolivia lleguen hasta este hospital, saturando en muchos casos la capacidad de atención, puesto que el personal médico que actualmente requiere este centro asciende a 70.

Estadísticas de cáncer en Bolivia

Según el Registro Nacional de Cáncer, cada año se diagnostican alrededor de 19.437 nuevos casos en el país, el 65% en mujeres y el 35% en varones.

De las mujeres, el 24% padece cáncer de cérvix, 17% de mama, 7% de vesícula biliar, 4% de estómago y el 3 % de cáncer de ovario.

En relación al cáncer que afecta a los varones: el 17% sufre de cáncer de próstata, el 8% de estómago, 6% de pulmón, 5% de vesícula biliar y el 4,2% de linfomas.

La mortalidad anual es del 27%, gran parte de ella por falta de diagnóstico precoz, acceso a tratamiento oportuno y falta de recursos económicos.







Bolivia sólo tiene 3 aceleradores lineales para el cáncer

La situación de los enfermos con cáncer en Bolivia es desoladora. En las últimas semanas, personas que padecen esta enfermedad se vieron obligados a crucificarse e instalar un  piquete de huelga de hambre en La Paz para ser escuchados.

No sólo sufren la afección física, sino que deben enfrentar la carencia de equipo, falta de profesionales especializados en los hospitales, además de lo costoso que significa un tratamiento, entre otros. Una muestra de la crítica realidad es que en el país sólo hay tres aceleradores lineales, entre privados y públicos.

Esta población también está expuesta a los efectos a nivel familiar, psicológico, moral y otros tantos que deben superar con ayuda especialmente de sus seres queridos y amigos, y sin ninguna política de Estado que les permita enfrentar y combatir esta enfermedad. El deseo de vivir los impulsa a seguir adelante.


Equipos

De acuerdo con diferentes informes, en el país los aceleradores lineales que existen se encuentran en La Paz, Cochabamba y Santa Cruz. Dos de ellos con tecnología 3D y el otro 2D.

En enero de 2016, la ciudad de El Alto contaba con el único acelerador lineal moderno del país, pero pertenencia al Instituto Boliviano de Radioterapia y Oncología (IBRO).

El aparato cuenta con un software 3D especializado para diagnosticar a pacientes con cáncer. Es útil para evaluar y diseñar mediante computadora las áreas del cuerpo en las que se hará el tratamiento.

En septiembre de ese mismo año, la Gobernación de Santa Cruz presentó el “primer acelerador lineal”, también de 3D, que se encuentra en el hospital Oncológico. Sin embargo, el equipo llegó a la ciudad oriental en diciembre de 2015, pero debía esperar la adecuación del espacio respectivo. Es decir, la construcción de un bunker.

Según las especificaciones, el acelerador lineal 3D permite elaborar una imagen similar al del tumor para emitir la radiación solamente en esa parte sin afectar a los órganos cercanos, tal como ocurre con la bomba de cobalto.

Por último, el tercer acelerador lineal es de propiedad de la Caja Petrolera de Salud (CPS) de la ciudad de Cochabamba. Este equipo es de generación 2D, menos que las anteriores, pero también efectivo en los tratamientos.

Por otra parte, desde hace meses, la clínica privada Talentum, de la zona de Mallasilla de La Paz, espera una autorización para empezar a trabajar con el que sería el segundo acelerador lineal de La Paz.

Pero, la cruda realidad es que la Caja Nacional de Salud (CNS) que acoge a la mayor cantidad de asegurados no tiene un solo acelerador lineal.


Obsoletos


Asimismo, se conoce que en el país operan cinco bombas de cobalto, cuya tecnología data de hace más de 50 años y que son utilizadas en el sistema público y la seguridad social.

Estos equipos se encuentran en el Instituto de Cancerología Cupertino Arteaga de Sucre; el Instituto Oncológico del Oriente, de Santa Cruz; la Caja Petrolera de Salud, de Cochabamba; la Caja Nacional de Salud y el Hospital de Clínicas, de La Paz.

Este último dejó de operar en las últimas semanas, motivo por el que los enfermos con cáncer asumieron medidas de presión. Este conflicto se solucionó con el compromiso de la Gobernación de La Paz de invertir más de un millón de bolivianos para el tratamiento de los pacientes.

De acuerdo con informes, las cinco máquinas de cobaltoterapia fueron donadas hace más de 15 años por el Organismo Internacional de Energía Atómica y el Gobierno de Argentina.